domingo, 7 de octubre de 2007

La verdad...




La verdad es la base o principio de todo lo que nos rodea. Es la conformidad que nos queda cada vez que actuamos bien, o que emitimos un juicio con el corazón.

Es un valor que nos inculcan nuestros padres o familia cuando somos pequeños, y luego, cuando somos capaces de discernir, decidimos si lo adoptamos a nuestro estilo de vida o no. Digamos que frecuentemente, la verdad la adaptamos a la situación según nos convenga.

A lo largo de nuestra existencia, sobretodo cuando somos niños, vivimos situaciones en las que por decir verdades salimos perjudicados... y es en ese momento en que aprendemos a ocultar ciertas acciones con mentiras, disfrazadas de verdad... Al principio, son inocentes... y la idea es que se mantengan así. Pero a medida que avanzamos en nuestro camino, las mentiras van creciendo junto con nosotros, sólo con el afán de ocultar nuestros errores, porque somos seres humanos a los que no les equivocarse y menos admitirlo, y mucho menos que las demás personas se enteren.

Más adelante, las personas (no todas, claro está) terminan haciendo de su vida una mentira. Y ano son auténticas, no son creíbles, no son reales... ya no son ellos mismos.

Si todo el mundo se limitara a decir la verdad, sería todo más sencillo. No habría necesidad de desconfiar, la gente sería muchísimo más fácil de tratar, más creíbles, no existirían engaños.

Religiosamente hablando, en uno de los 10 mandamientos dice que no DEBEMOS mentir... ser siempre auténticos y enfrentar las verdad y las consecuencias de nuestros actos. Pero justamente eso es lo que menos hacemos y en lo que más fallamos. Porque a nadie le interesan, hoy en día, las leyes del "Señor". Supuestamente se escribieron para que llevemos una mejor vida y todos alcancemos el "cielo", no vivamos en las tinieblas sino en paz con nosotros mismos, nuestros semejantes y el mundo que nos rodea. Alomejor no todos comparten este pensamiento o simplemente no creen en lo que dice la doctrina católica, pero sea cierto o no, ayuda espiritualmente el decir la verdad. Se tiene la conciencia tranquila y limpia. Muchas veces causamos mucho dolor con una mentira, por evitar problemas o a veces simplemente por querer hacer daño... o quizá por pensar que se está obrando bien. Porque nos cegamos, no vemos más allá de nuestras narices y juramos de rodillas que lo estamos haciendo de maravilla. Otros lo hacen para queda bien... en fin, hay miles d emotivos por los cuales una persona no dice la verdad...

Está en nuestra naturaleza... Pero, ¿por qué es importante decir la verdad? Porque gracias a esto, se forjan lazos de confianza entre las personas. Para no confundir la fantasía con la realidad, es decir, aterrizar en este mundo real y enfrentarlo como se debe; no ocultar ni guardar las verdades en nuestra mente, sino decirlas en cuanto sea posible... es un peso extra, y si no se libera, estaríamos cayendo en otra cosa peor como el sinismo y la hipocresía. No se puede fingir estar bien con algo cuando realmente sabemos que no es asi, ni ocultar todos nuestros errores detrás de una cortina de falsedad.

Mentir es muy fácil, y como somos seres tan frágiles, herirnos es algo muy simple. Pero no siempre lo fácil es lo correcto.

No todos son capaces de integrar el significado de esta palabra a su vida. Pero hay algo que me llama mucho la atención. Ocultar la verdad... ¿es lo mismo que una mentira? Si en una situación "X" yo omito algún comentario porque puede ser muy hiriente o simplemente porque no tengo ganas de compartir mi parecer con alguien ni lo que me pasa, creo que es mi desición hacerlo o no. Creo que si no quiero decir algo, mejor omito decir alguna cosa y me olvido de lo que iba a decir. O ¿estoy mal?


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